Feliz día, por Alberto Sáez Silvestre

Feliz solsticio de invierno, dirían algunos. Empezarían argumentando que el cristianismo se apropió de las fiestas y los ritos paganos y, cómo no, los solsticios y los equinoccios son fechas importantes en nuestros ciclos. 

Otros prefieren celebrar la llegada del hijo de Dios, del profeta, del mesías, y tienen una fe profunda y sincera. 

En el K.O. lo máximo que hemos hecho es comprar lotería. Algo inédito, por otra parte, en nuestros once años de vagar por el mundo editorial. 

Llega el momento de desearnos felicidad, paz, alegría y un cúmulo indefinido de buenos deseos que se pierden en la nebulosa de lo etéreo. Sin embargo, no deja de ser cierto que por aquí la gente hace sus maletas y se va a sus casas a ver a la familia. ¿Somos modernos ma non troppo? ¿O somos simplemente hijos de nuestra cultura? Dentro de unos días nuestra sección juvenil os turrará en redes sociales con los libros que hemos sacado en el año, lo molones que somos, lo guay que lo hacemos todo y lo mucho que amamos lo que hacemos. *SPOILER* Todo es verdad. 

Yo personalmente crecí escuchando “feliz falsedad” de Soziedad Alkoholika y soy ateo practicante, por lo que no puedo decir que estas fechas despierten en mí muchas simpatías. Sin embargo con la edad me vuelvo ñoño y este año hasta me he comprado un árbol de navidad y he visitado los puestos de la Plaza Mayor de Madrid para comprar luces.  Le doy muchas vueltas a la contradicción permanente en la que vivimos y en realidad no es tan contradictorio: ser buenas personas, desear que la gente viva mejor, invocar el amor, la justicia social, la igualdad, en resumen ser mejores personas. Según se va haciendo uno mayor va echando de menos a los que ya no están y todo ese proceso lento por el que en las cenas de navidad se van sustituyendo unas personas por otras, los padres pasan a ser abuelos y los que éramos hijos pasamos a ser padres, o no, como es mi caso, lo cual nos deja aún más descolocados en las mesas. 

En fin, os dedico esta columna, sosa y fea y os deseo un feliz solsticio de invierno o una feliz navidad, que cada uno se quede con lo suyo.  


Lucía Perez Oroz
Lucía Perez Oroz

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