Ander Izagirre y Zuhaitz Gurrutxaga

Ander Izagirre (Donostia, 1976)

En mi primer recuerdo de Zuhaitz Gurrutxaga, él era un defensa de diecinueve años que se tapaba la cara con las manos porque acababan de expulsarlo durante su debut en Primera División con la Real Sociedad. También me acuerdo de un penalti absurdo que le hizo a Guti, en un 1-4 contra el Real Madrid. Cuando Gurrutxaga se proclamó subcampeón de Liga, sé que salió al centro del campo a tocar el acordeón, pero lamento decir que no me quedé a ver su mejor actuación en el estadio de Anoeta.

Luego le perdí la pista muchos años, hasta que de repente apareció por todas partes: como futbolista de Tercera que contaba sus fracasos en los escenarios de bares y teatros, como músico, presentador de televisión… Fui a ver el monólogo en el que habla de sus desastres deportivos y sus problemas de salud mental. A la salida, algunos espectadores todavía lloraban de risa y otros lloraban de angustia. Cené con él un bocadillo de tortilla en la Parte Vieja, me dijo que quería escribir un libro sobre su vida y me propuso que lo hiciéramos juntos. Pocas veces he recibido un regalo tan maravilloso.

 

Zuhaitz Gurrutxaga (Elgoibar, 1980)

Un día le leí a Ander Izagirre que a la presentación de uno de sus libros solo fueron tres señoras y que, nada más empezar, dos de ellas cuchichearon, se levantaron y se marcharon porque se habían equivocado de conferencia. Ese día supe que Subcampeón lo tenía que escribir con él.

No puedo decir aquello que soltó el futbolista Antonio Cassano cuando presentó su biografía: «He escrito más libros de los que he leído». De hecho, he leído casi todos los que ha publicado Izagirre, el del Tour, el del Giro, el de Elkano, pero si tuviera que elegir uno me quedaría con Potosí, porque rima con frenesí. Y ya veréis que soy un poeta.