No somos los únicos que publicamos un libro repasando los años de la Guerra contra el Terror. Dick Cheney intenta hacernos la competencia con su autobiografía:
Las memorias se titulan En mi tiempo, pero bien podría haber usado el exvicepresidente una frase que emplea profusamente en el libro, y que retrata mejor el tono de las memorias: “Yo tenía razón”. Cheney recurre a esa expresión al recordar cómo, en el discurso del Estado de la Unión de 2003, Bush dijo que los servicios de inteligencia británicos le habían asegurado que Sadam Hussein había buscado uranio en África. Esa afirmación resultó ser falsa, y Condoleezza Rice, entonces Asesora de Seguridad Nacional, dijo a la prensa que había sido un error realizarla.
Cheney, contra todas las evidencias, sigue manteniendo que Sadam sí buscó uranio en Níger -algo que, a la sazón, fue uno de sus grandes argumentos para invadir Irak- y critica duramente a quien en su libro llama, familiarmente, Condi: “Se dio cuenta tiempo después de que había cometido un gran error al dar una disculpa. Vino a mi despacho, se sentó frente a mi escritorio, y con lágrimas en los ojos admitió que yo tenía la razón”. Rice disiente. En una entrevista con Reuters desmintió esa anécdota: “En ocho años, nunca fui con lágrimas en los ojos a ver al vicepresidente”.
Algo nos hace creer que Condi, efectivamente, no es muy de llorar.
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