diciembre 04, 2019

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Premio Anagrama de crónica "Sergio González Rodríguez"

 

"Se ha puesto a llorar cuando se lo he dicho".

Así sin miramientos me dijo Javi Lafuente que había reaccionado Emilio cuando le comunicó que acababa de ganar el premio Anagrama de Crónica. Javi lo supo antes porque Emilio le había ordenado entregar el paquete desde la sede de El País en Ciudad de México a Monterrey en el límite del plazo. Así que cuando resultó ganador y ante la ausencia de datos de contacto de Emilio se pusieron en contacto con Javi. No le digas nada, por favor… claro. Y Emilio lloró de alegría, de emoción, de incredulidad sospecho. Lo sospecho porque para él Anagrama no es una editorial, es un símbolo de lo que debe ser una editorial y Jorge Herralde es su profeta. Así que de repente vio su nombre en la portada de un ensayo de Anagrama y la emoción le pudo.

Mucho antes de todo aquello habían decidido mudarse a Bahrein por una suculenta oferta de trabajo que le habían hecho a Carla. Por aquel entonces Libros del K.O. no podía casi ni sobrevivir en el día a día y estaba bajo la permanente amenaza de otro mes sin cobrar las nóminas, por lo que por muy lejos que estuviera esa isla del Golfo Pérsico rodeada de agua y de Arabia Saudí por todas partes, allí tendrían que mudarse. En Bahrein se editaron varios libros entre las frecuentes visitas a las peluquerías locales. En Bahrein se editó Fariña. En Bahrein imagino una vida apacible de un expatriado occidental leyendo y leyendo en bañador. Digo imagino porque nunca fui a visitarlo. Eran los días del exilio del K.O., yo seguía en Londres trabajando en finanzas y habíamos dejado a Álvaro solo en Madrid, apagando fuegos.

De Bahrein Emilio se trajo la necesidad de escribir un libro. Pero nunca tenía tiempo. Siempre había otro libro que editar. Y cuando no era un libro fue el anuncio de que iba a ser padre de mellizos. No sé cómo pudo encontrar ocasión para escribir, pero lo hizo. Ahora venía algo peor… editar su propio libro. Siempre se sintió cohibido con la posibilidad de que se publicara en Libros del K.O., en el fondo yo creo que lo consideraba una forma de autoedición, pero eso es una sensación personal mía. Porque yo le insistía en que ese libro tenía que publicarse, como le insistía en que no había Hooligan Ilustrado del Racing porque en el fondo lo quería escribir él.  Bueno… hoy ese Hooligan Ilustrado del Racing existe y fue escrito por Marta San Miguel y el libro de Bahrein efectivamente no lo va a publicar Libros del K.O. Ha pasado algo de tiempo, Emilio lleva ya tres años de vuelta en Madrid, ha vivido en Tetuán, donde nunca ha logrado encontrar una peluquería en la que le corten la barba como en el golfo, en breve se mudarán a la ribera del Manzanares, Libros del K.O. se repuso a aquellos días de precariedad, nos secuestraron libros, recibimos el cariño y el apoyo de todos los libreros y de los lectores y hoy todo cobra sentido. Mirando atrás se pueden unir todos los puntos que tejen nuestra red como dejó dicho Steve Jobs en su célebre discurso en Stanford. 

noviembre 15, 2018

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Helen Garner ›  


Sobre La casa de los lamentos, de Helen Garner

El pasado jueves presentamos La casa de los lamentos en la librería Ramon Llull de Valencia. Somos incapaces de recrear el magnífico ambiente que se formó, pero aquí os dejamos algunas reflexiones que compartimos.

Helen Garner, la autora del libro, posee un vasto dominio de la literatura. De vez en cuando, durante su lectura te asaltan resonancias de los más celebrados. Leamos la siguiente frase de Chéjov:

No digas que uno de tus personajes está triste: sácalo a la calle y haz que vea un charco en el que se refleje la luna.

Y, ahora, leamos esta de Helen Garner en su libro Historias reales:

Cerramos las partituras con suspiros triunfales. Uno mira por la ventana y ve una luna grande y pálida levantándose entre los árboles.

Sus resonancias literarias no son lo único que la distingue como periodista: también su hábil manejo de la primera persona.

Al ser preguntado por el efecto más nocivo del Nuevo periodismo, Tom Wolfe respondió que el abuso de la primera persona del singular. Y usó como ejemplo -cosa honrada- la primera frase de su El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ron:

La primera vez que vi coches personalizados...

Cuando la emplea, Helen Garner no solo está hablando de sí misma:

En mi cabeza sonaba un estruendo de incógnitas. No era la opinión de una experta, nada rebuscado ni intelectual. Solo un detector de mierda que se había activado, eso era todo. La alarma de una mujer que llevaba más de sesenta años en este mundo escuchando a los hombres, a veces decir verdades, a veces contar mentiras (La casa de los lamentos).

Quizás sea por aquello que menciona la revista The New Yorker en su perfil de la autora: "La obra de Garner insiste constantemente en la conexión entre escribir sobre la vida y comprenderla". O quizás sea, sencillamente, porque para conocer el mundo de afuera debemos conocer el propio.

Cuando elogiamos a una persona, en realidad nos estamos definiendo. Por eso, usaré el elogio de Helen Garner al documentalista Claude Lanzmann para referirme el comedimiento con el que la australiana aborda la escritura:

No hay en el mundo nadie con menos ganas que él de decir la última palabra. No sabría explicar cuánto lo admiro.

Los periodistas muchas veces nos vemos tentados a buscar la máxima redondez en nuestros escritos. Es una tentación poderosa, aunque casi siempre nos aboca al uso de esquemas prefabricados y de clichés narrativos. Veamos lo que decía Bobby Rupp, la última persona, aparte de los asesinos, que vio con vida a los Clutter, la familia que tristemente protagoniza A sangre fría:

Capote pone cosas allí que para la gente puede ser una buena lectura, pero los que estuvieron realmente involucrados saben que exageró un poquito… Me puso como una especie de gran estrella atlética y en realidad sólo soy un jugador medio de baloncesto de pueblo.

En La habitación de invitados, Helen Garner deja pasar tranquilamente una oportunidad magnífica de escribir un relato grandioso sobre la amistad: se limita a describirnos la amistad con su profusión de altibajos, de sentimientos encontrados.

 

Una extraña forma de vértigo

En La casa de los lamentos, Helen Garner nos cuenta un caso terrible. Copio el primer párrafo de la sinopsis que redactamos para su contraportada:

El 4 de septiembre de 2005, cuando se celebraba el Día del Padre, el coche que conducía Robert Farquharson, un limpiador de cristales con una vida ordinaria, se salió de la carretera y se hundió en una balsa con sus tres hijos dentro. Él logró alcanzar la orilla y salvarse; sus hijos, de diez, siete y dos años, no lo consiguieron.

Helen Garner reconstruye el proceso judicial que siguió al caso para determinar si Robert Farquharson sufrió un desmayo al volante -como él argumentaba- o si lo hizo como venganza porque su exmujer se había separado de él y estaba comenzando una relación con otro hombre.

La historia guarda parecidos con la que cuenta Leslie Jamison en "Los chicos perdidos", una de las historias de su El anzuelo del diablo. En ese caso, tres niños aparecen muertos y otros tres niños son encerrados aunque sin pruebas concluyentes. Sobre aquello, reflexiona Jamison:

Nunca podré saber la verdad. Nadie puede saberla, a no ser ellos mismos y la persona que lo hizo, si es que está ahí fuera. Me siento dividida ante una verdad de la que no puedo estar segura. Es una extraña forma de vértigo: convicción afectiva frente a incertidumbre espistemológica.

En La casa de los lamentos, Helen Garner convierte esa "extraña forma de vértigo" en una cautivadora fuerza narrativa. En un momento del libro se pregunta:

¿Qué pasaría si la inocencia o la culpabilidad de Farquharson fuese un misterio fuera de nuestro alcance?

La australiana escribe que la no ficción es "más general y superficial" que la ficción, pero ella se las arregla para extraer pedazos de la realidad y mantenernos en vilo como en las mejores novelas.

Desde cierto ángulo, La casa de los lamentos es un libro de 302 páginas que transcurre entre las cuatro paredes de un tribunal. Ya puedes escribir buenas descripciones y usar bien los adjetivos, como hace ella, para que esas cuatro paredes no se caigan sobre tus pobres lectores.

Que la trama se desarrolle en un tribunal no es una elección casual, sino un desafío narrativo, una reflexión sobre la verdad y un monumento a la duda.

Los tribunales son lugares donde los hechos pierden el adjetivo de "presuntos" y adquieren el marchamo de "verdaderos". Y resulta que en este proceso, además de los hechos en sí, intervienen el cansancio de los jurados, la templanza de los interrogados, la ferocidad de los abogados, las normas procesales...

Aunque decir que el libro transcurre en las paredes de un tribunal sería detenerse en la superficie: la obra también se desarrolla en nuestras cabezas.

Una infinidad de hombres declararon, angustiados y llenos de rabia, que aquello no podía haber sido un accidente, que un padre que quiere a sus hijos nunca saldría del coche y se alejaría nadando. Haría todo lo posible por salvarlos, y si no lo conseguía se hundiría con ellos. Muy pocos eran los que, tras este tipo de declaraciones, hacían una pausa y añadían en voz baja: "Por lo menos, así es como confío en que actuaría yo".

La última frase aún resuena en nuestras cabezas como una puerta abierta por la ventolera.

marzo 27, 2018

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So for once in my life...

Suena “Please, please, please, let me what I want”, de The Smiths… así que por una vez en mi vida me decido a escribir en este blog. Con una torrija en mi mano derecha y unos sobres en la izquierda. Esto debe ser haber recuperado un poco la normalidad. Porque la normalidad para nosotros es algo parecido a trabajar en pijama, tener cientos de papeles alrededor del teclado y dicho sea de paso hacer libros. Eso que durante unas semanas no hemos podido hacer por causas judiciales pendientes que nos han dejado la casa patas arriba. Ha sido un poco como cuando celebras la fiesta de tu vida en casa de tus padres, cuando todo es ilegal y el vértigo preside cada preparativo… luego, claro, hay que limpiar. Nos hemos pasado cuatro semanas achicando agua y, ahora mismo, los cristales relucen, el baño resplandece y el teléfono, por fin, ya no quema. Incluso se diría que parece que llega la primavera de verdad y los paseos en la moto ya huelen a otra cosa. El nudo en el estómago se ha ido deshaciendo. Esta semana sacamos libro nuevo. Envíos de prensa, preparar la ficha, la web, preparar la feria de Londres de la semana que viene. Parece que Bea Gondar sea un personaje sacado de una lectura apócrifa de Tolkien y que dentro de pocos días podamos volver a la más completa y absoluta de las rutinas, es decir, a vender “Fariña”.

Esta ronda va por todos vosotros. Por todos los mensajes de apoyo que nos habéis ido dejando y que no hemos podido responder.

De todo este aprendizaje, porque ha sido un aprendizaje inmenso, una bomba diaria que nos ha hecho crecer mucho como editorial y como personas, esperamos poder sacar muchas cosas, pero desde luego una que definía Emilio el otro día: RECUPERAR EL PLACER INFANTIL DE HACER LIBROS.

 


 

 

marzo 15, 2018

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En un lugar de Galicia...

Editamos en pijama. No es una metáfora, es una mezcla de precariedad y vagancia. Somos una editorial pequeña que desde hace seis años lucha por dos objetivos: el primero, sobrevivir. El segundo, publicar historias reales, investigadas con las herramientas del periodismo y contadas con la aspiración narrativa de la mejor literatura. Repito lo anterior: historias reales, que no historias basadas en historias reales. Este matiz es muy importante, porque cuando tu lema es “a hostias con la realidad” termina sucediendo que la realidad te devuelve alguna hostia, qué se yo, por ejemplo, el primer secuestro editorial en más de una década. Llamadnos inocentes e ingenuos: todo esto nos ha pillado con el pie cambiado. No lo vimos venir. Nos ha hecho daño. Nos ha dejado confundidos. Reconozcámoslo: por unos instantes nos ha dejado como el boxeador de la portada de Esquire que inspiró nuestro nombre.

 

En estos momentos de “zozobra”, que diría un profesor de literatura de instituto, “hay que volver a los clásicos”, que diría un profesor de literatura de instituto. No sé como serían los vuestros, pero a nosotros en la adolescencia nos taladraron la frase “El Quijote tiene lecturas infinitas”. Nos parecía una frase hueca —una frase hostil, si en la calle lucía el sol— , pero cuando estás tumbado en la lona te agarras a cualquier promesa. Esta mañana, los maravillosos libreros de Madrid nos han demostrado que los profesores de literatura del instituto tenían razón. El Quijote tiene lecturas infinitas, entre ellas la de Fariña. “En un lugar de la Galicia..."

Seguimos.

marzo 05, 2018

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Hacer libros

 

Hace años, cuando nos llegaba a casa un libro recién salido de imprenta, nos poníamos tan contentos que pasábamos la mañana ideando bodegones caseros con los que presentar el libro en sociedad, es decir, en redes sociales. Los azulejos de la cocina, el gato Tótem, los ovillos de lana de mi abuela, un viejo calendario, una baraja de cartas, un gorro de chulapo, un cuchillo clavado sobre una madera de cortar, el ajedrezado en forma de ameba del armario empotrado del cuarto del fondo, el muñeco de un marinero con pipa comprado en Hamburgo. Toda la casa era un taller a disposición de Libros del K.O., incluidos los carros de la compra con los que pasábamos las mañanas en la oficina de correos: yo me aburría tanto en esas colas que me imaginaba que estaba en una garita de frontera entre Georgia y Armenia. Nunca le he preguntado a mis socios por sus fantasías en correos. Editamos juntos, pero hay que saber guardar las distancias.

Era la época en la que aún rematábamos los libros con un colofón, generalmente escrito en esa fase de delirio que precede al envío final de un texto a imprenta: “este libro terminó de imprimirse…” seguido de un mensaje entre hermético y gozoso, con muchos guiños de consumo interno y frases que se podían leer como gritos de liberación. Como no podíamos bajarnos juntos a tomarnos una copa —porque casi siempre hemos estado desperdigados en varios continentes—, nos bebíamos un colofón por mail de madrugada. Una forma pueril, luego fabulosa, de celebrar nuestros libros.

Luego dejamos de escribir colofones.

Luego dejamos de hacer bodegones.

Nos malacostumbramos a lo asombroso: hacer libros.

Dice Bea Gondar, el supuesto filántropo, que su demanda es un aviso a navegantes. Estamos de acuerdo. Gracias a su aviso, hemos recordado de golpe muchos de los placeres que habíamos olvidado por el camino: las fronteras armenias, los colofones de madrugada y los #BodegonesdelKO.

Gracias, Bea Gondar, por hacernos recuperar el placer infantil de hacer libros.

Seguimos.

 

 

 

diciembre 19, 2017

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Lo que dicen de Potosí

El año de Potosí: premios y reseñas. Ver artículo completo →
mayo 19, 2017

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PLAYOFF ›  


Promocionar es morir un poco

 

Mi canción preferida de fútbol no habla de fútbol. Mathematically safe, de los Half Man Half Biscuit, va de levantarse cada mañana junto a la mujer que amas. Tiene que ver con pasear por el barrio, sin hacer caso a las alarmas del teléfono y sentirte matemáticamente salvado. Entre líneas, claro, habla de respirar en mayo. De caminar liberado en pleno mes de junio e irte a la playa arrastrando las suelas de los zapatos con gesto de alivio eterno. Mi canción favorita de fútbol la conocen cuatro gatos porque la sensación que describe está reservada a cuatro gatos. A los aficionados de los equipos grandes les suena a chino, pero al resto nos emociona sin remedio. Salir del curro a las cinco, cobrar ese día y dormirte a las diez mientras tu novia te roba tu parte de edredón, qué momento precioso del día. Y qué momento glorioso de la temporada cuando las cuentas cuadran. Cuando puedes gritarle a todo el mundo que estás matemáticamente salvado. ¡Al carajo, nos vemos el próximo año en el mismo sitio! Resistir como estilo de vida. Rascarse los bolsillos, encontrar un caramelo y llorar. Relamernos porque estamos matemáticamente salvados es felicidad pura para los Carpantas del fútbol. Ese dulce lo recibo con algarabía y familiaridad. En cambio, hay otro caramelo cuyo contenido ignoro hasta que lo abro. Una sensación agridulce que me ha acompañado durante toda mi vida como seguidor del Oviedo. Hablemos de promocionar.

 

En los mayos y junios de promoción, el reloj se detiene y el mundo se vuelve más simple. El hincha vive con lo justo, solo piensa en fútbol, se vuelve un obseso maniático, aprende más geografía que en toda la EGB. El hombre queda reducido al mínimo común denominador. Ninguna felicidad tan plena como la de romper la tapa de la alcantarilla a cabezazos y regresar al lugar que te pertenece, ningún duelo tan triste como el verano tras un descenso. Yo he vivido nueve playoffs con el Real Oviedo. Nueve mayos y junios de sufrimiento, purgatorios, limbos e infiernos, desde 1988. Me gusta pensar que todavía me mantengo como un hombre cuerdo porque el balance está repartido. En cinco ocasiones saludamos el verano bañándonos en pelotas en la fuente de las celebraciones, pero en cuatro prendimos fuego al estadio y nos consumimos todos juntos como muñequitos de goma hasta el año que viene.

 

Saliendo de la calle Oscura, Sergio Cortina (Libros del K.O. 2017)

febrero 15, 2017

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El circo del K.O.

Libros del K.O./Ilustración de Ana Penyas

Aquí os dejamos el mapamundi de las próximas presentaciones del K.O (y una pedazo ilustración que nos ha dibujado ANA PENYAS)



VOLVEREMOS/MADRID: 15/02/17 Colegio Mayor Universitario Covarrubias 20:45


POTOSI/MADRID: 21/02/17 MADRID  Traficantes de sueños 19.00


10 INGOBERNABLES/SANTIAGO: 24/02/17 Lila de Lilith 20.00


10 INGOBERNABLES/A CORUÑA: 25/02/17 Berbiriana 12.00


VOLVEREMOS/SALAMANCA: 25/02/17 Letras corsarias 19.00


POTOSI/BARCELONA: 02/03/17 Altaïr  19:00


EL MAR ES TU ESPEJO/PALMA DE MALLORCA 02/03/17 Lliberia Lluna 20.00


EL MAR ES TU ESPEJO/SANT JOAN (Mallorca): 04/03/17 Centro cultural ayto. 20.00 (libros a cargo de Llibreria Lluna de Palma)


EL MAR ES TU ESPEJO/BARCELONA 09/03/17 Lliberia Documenta 18.00
septiembre 28, 2016

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septiembre 19, 2016

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10 Ingobernables (en Bilbao)

A partir de ahora, además de un gato, June Fernández y Libros del K.O. tienen en común un libro: 10 Ingobernables, un artefacto fabuloso que rompe tabúes, reivindica la risa, el cabreo, la excentricidad, la contradicción, el derecho a vivir como nos da la gana, el derecho a complicarse la vida. Y tiene una ilustraciones maravillosas de Susanna Martín. Y para celebrarlo, la revista Píkara y Libros del K.O. hemos organizado la premiere mundial en Bilbao. Será esta tarde, lunes 19 de septiembre, a las 19.30, en Louise Michel Liburuak. El acto contará con intérprete de lengua de signos. Venid. Si os da la gana.