En un lugar de Galicia...

Editamos en pijama. No es una metáfora, es una mezcla de precariedad y vagancia. Somos una editorial pequeña que desde hace seis años lucha por dos objetivos: el primero, sobrevivir. El segundo, publicar historias reales, investigadas con las herramientas del periodismo y contadas con la aspiración narrativa de la mejor literatura. Repito lo anterior: historias reales, que no historias basadas en historias reales. Este matiz es muy importante, porque cuando tu lema es “a hostias con la realidad” termina sucediendo que la realidad te devuelve alguna hostia, qué se yo, por ejemplo, el primer secuestro editorial en más de una década. Llamadnos inocentes e ingenuos: todo esto nos ha pillado con el pie cambiado. No lo vimos venir. Nos ha hecho daño. Nos ha dejado confundidos. Reconozcámoslo: por unos instantes nos ha dejado como el boxeador de la portada de Esquire que inspiró nuestro nombre.

 

En estos momentos de “zozobra”, que diría un profesor de literatura de instituto, “hay que volver a los clásicos”, que diría un profesor de literatura de instituto. No sé como serían los vuestros, pero a nosotros en la adolescencia nos taladraron la frase “El Quijote tiene lecturas infinitas”. Nos parecía una frase hueca —una frase hostil, si en la calle lucía el sol— , pero cuando estás tumbado en la lona te agarras a cualquier promesa. Esta mañana, los maravillosos libreros de Madrid nos han demostrado que los profesores de literatura del instituto tenían razón. El Quijote tiene lecturas infinitas, entre ellas la de Fariña. “En un lugar de la Galicia..."

Seguimos.


Emilio Sánchez Mediavilla
Emilio Sánchez Mediavilla

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